Mi
nieto Andrés me pidió algún cuento de Navidad, como mi suegro fue alemán,
recuerdo aquella pequeña historia que dice así:
LAS ARAÑAS DEL ÁRBOL DE NAVIDAD
Hubo
una vez hace mucho, mucho tiempo, un hogar alemán en el que la madre se
encargaba de limpiar la casa para celebrar el día más maravilloso del año.
Era
el día en el que nacía Jesús, el día de la Navidad. Ella limpiaba y limpiaba
para que no pudiera ser encontrada ni una sola mota de polvo. Incluso limpió
esos rincones en donde en muchas ocasiones al hacer mucho tiempo que no se
limpia suelen aparecer minúsculas telas de araña. Las pequeñas arañas, viendo
sus telas destruidas, huyeron y subieron a algún rincón del ático.
Por
fin llegó la víspera del Día de Navidad.
En
esa casa colocaron y decoraron con mucho orgullo y alegría el árbol, y la madre
se quedó junto a la chimenea, esperando que sus hijos bajaran de sus
habitaciones. Sin embargo, las arañas, que habían sido desterradas tras la
ardua limpieza de la madre, estaban desesperadas porque no iban a poder estar
presentes en la mañana de Navidad. La araña más vieja y sabia sugirió que
podían ver la escena a través de una pequeña rendija en el vestíbulo.
Silenciosamente,
salieron del ático, bajaron las escaleras y se escondieron en la pequeña grieta
que había en el vestíbulo. De repente la puerta se abrió y las arañas asustadas
corrieron por toda la habitación. Se escondieron en el árbol de Navidad y se
arrastraron de rama en rama, subiendo y bajando, buscando esconderse en las
decoraciones más bonitas.
Cuando Santa Claus bajó por la chimenea aquella noche y se acercó al árbol, se dio cuenta con espanto que estaba lleno de arañas. Santa Claus sintió lástima de las pequeñas arañas, porque son criaturas de Dios, sin embargo pensó que la dueña de la casa no pensaría lo mismo que él.
Cuando Santa Claus bajó por la chimenea aquella noche y se acercó al árbol, se dio cuenta con espanto que estaba lleno de arañas. Santa Claus sintió lástima de las pequeñas arañas, porque son criaturas de Dios, sin embargo pensó que la dueña de la casa no pensaría lo mismo que él.
De
inmediato, con un toque de magia, golpeó un poco el árbol y convirtió a las
arañas en largas tiras brillantes y luminosas.
Desde
entonces, en Alemania, todos los años, los abuelos les cuentan a sus nietos la
leyenda de las Arañas de Navidad, y colocan con ellos las guirnaldas brillantes
de colores en el árbol.
Y
cuenta la tradición que siempre hay que incluir una araña en medio de cada
decoración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario