lunes, 15 de diciembre de 2014

EL PÁJARO CARPINTERO



Estaban todas las aves del bosque reunidas un día debajo de un frondoso árbol, cuando de pronto escucharon un ruido, parecían martillazos, intrigadas salieron a curiosear. Vaya sorpresa, observaron a una pequeña ave, desconocida hasta entonces, la cual parada sobre el tronco de un árbol, martillaba con su pico insistentemente, el loro decidió acercársele y le pregunto:
-
¿Hola pequeño amigo que estas haciendo?-

Deteniendo por unos momentos su labor, el ave trabajadora le respondió: -¡Estoy construyendo un nido para mi familia amigo!-

El loro continuo la conversación: -¡Es muy extraño lo que haces, nosotros construimos los nidos sobre las ramas de los arboles!-

Soltando la risa, el ave trabajadora respondió: -¡Vaya error amigo, es por eso que se mojan cuando llueve y me imagino que también pasan mucho frío en las noches, amen del peligro que corren ya que estan expuestos a que alguna fiera del bosque les haga daño mientras duermen, yo en cambio duermo muy protegido en este nido y mis polluelos no pasan frío y no se mojan, comprendes las ventajas que tienen estos nidos!-

Sorprendido por aquellas palabras, el loro le propuso un trato: -¡Caramba amigo reconozco que tienes mucha razón, te propongo un trato, si me construyes un nido como el tuyo, estoy dispuesto a pagar lo que me pidas!-

El ave trabajadora aceptó el trato y le respondió: -¡Esta bien amigo loro, prometo entregarte este nido dentro de tres meses, para cuando comience el verano, mientras tanto deberás traerle comida a mi mujer y a mi hijo por el tiempo que yo este ausente lejos de casa trabajando!-

Contento el loro acepto las condiciones y la pequeña ave continuó trabajando.
Ansiosas las demás aves del bosque esperaban el regreso del loro, cuando este por fin llegó, la guacamaya se le acercó y le preguntó: -¿Oye primo que fue lo que hablaste con esa extraña ave?-

El loro respondió en voz alta para que los demás escucharan: -¡No se preocupen, es un ave amiga y muy trabajadora, esta construyendo un nido para su familia y ligué a un trato con él, prometió entregarme ese nido dentro de tres meses y a cambio me comprometí a alimentarle a su familia por el tiempo que este ausente trabajando en el bosque!-
La guacamaya exclamó: -¡Es un trato justo, veré si puedo hablar con él-

Pasaron unos días y ya la extraña ave había terminado de construir el nido y se encontraba cómodamente instalada con su pareja, en ese momento llegó hasta ellos la guacamaya y les preguntó: -¿Buenas tardes como estan por aquí, quisiera poder hablar con usted amigo, cuanto me cobra por construirme un nido como este?-

Saliendo por unos momentos del nido, la pequeña ave le respondió: -¡Eso depende del tipo de nido y del árbol en que lo quieras amigo, mientras más duro sea el árbol, más caro te costará el nido!-

La guacamaya se quedo pensando por unos momentos, entonces la pequeña ave le dijo: -¡Bueno hagamos una cosa, en vista de que he notado que eres una buena ave y haz venido en son de paz a mi casa, prometo construirte un nido, si a cambio te comprometes a venir todas las tardes a entretener con tu canto a mi hijo mientras yo este ausente!-

Complacida la guacamaya acepto el trato y regresando al bosque les contó a las demás aves lo sucedido.

Transcurrieron los meses y la pareja de extrañas aves tuvieron su cría, el loro les traía comida todos los días y en las tardes la guacamaya los entretenía con su alegre canto.

Muy lejos de aquel lugar, la pequeña ave trabajadora construía el nido para la guacamaya, pero el fuerte ruido atrajo hacia el lugar a un enorme gavilán quien parándose sobre una rama preguntó: -¿Se puede saber con que permiso el amigo esta construyendo un nido en este árbol?-

Sorprendido por la pregunta, la pequeña ave trabajadora respondió: -¡Bueno que yo sepa el bosque no tiene dueño y en todo caso el amigo debería preguntarle a la guacamaya quien me contrato?-

Al escuchar aquella respuesta el fiero gavilán exclamó: -¡Miren pues así que a usted lo contrato la guacamaya, que raro ella no me informo nada al respecto, bueno ya arreglaremos cuentas en su momento!-

El enorme gavilán continuo su vuelo vigilando el bosque mientras la pequeña ave continuo con su trabajo.

A los pocos minutos llegó a su lado el tucán y le dijo: -¡Escuche buen amigo tenga mucho cuidado con ese gavilán, es muy peligroso y de paso se cree el dueño del bosque!-
Al escuchar aquellas palabras de advertencia, la pequeña ave trabajadora tuvo más precaución y de vez en cuando quitaba los ojos del palo para mirar el cielo.

Transcurrido un mes termino de construir el nido y buscando a la guacamaya le hizo entrega de la nueva casa muy contenta esta le dio las gracias y dio por concluido el trato. Entonces la pequeña ave trabajadora regresó a su nido a dormir con su familia.

Al día siguiente el loro se presentó con la comida y la pequeña ave le dijo: -¡Escucha buen amigo, mañana salgo para el bosque a construir otro nido ya que se acerca el verano y debo cumplir con el trato que acordamos!-

Muy de mañana el ave trabajadora se marchó al bosque a construir el nuevo nido y sucedió que mientras trabajaba se le acercó el tucán con el cual había conversado días atrás, este le preguntó: -¿Oiga buen amigo cuanto me cobraría usted por construirme un nido asó como ese para mi familia, ya que no tengo casa, anoche el gavilán me destrozó la que tenía?- la pequeña ave le respondió: -¡Comprendo su angustia amigo y quisiera ayudarlo, le propongo un trato, después que construya este nido, me mudaré para acá con mi familia, entonces podría comenzar a construirle su nido, pero a cambio usted se debe comprometer a alimentar a mi familia mientras yo este trabajando!-
Contento el tucán acepto el trato y voló al bosque a informar a su familia mientras la pequeña ave continuó con su trabajo.

Pasaron unas semanas y por fin estuvo listo el nido, entonces la pequeña ave voló hasta el bosque en busca de su familia y ya lista la mudanza le entregó el antiguo nido al loro, quien muy contento aceptó la nueva casa.

Mientras la pequeña ave estuvo ausente, el enorme gavilán trató de destruir el nido, pero el valiente tucán en compañía de otras aves lo enfrentaron y lo hicieron retirar.

Al llegar la pequeña ave con su familia, fue informada de la situación, esa noche todas las aves del bosque durmieron cerca del nido para protegerlo del ataque del gavilán.

Al día siguiente las aves del bosque se reunieron en asamblea y decidieron que la lechuza se encargara de la vigilancia nocturna a cambio de comida y agua gratis todos los días.

En ese mismo momento también decidieron por unanimidad darle un nombre a la pequeña ave trabajadora, a partir de ese instante la llamarían pájaro carpintero, el cual se convirtió en el ave más querida y protegida del bosque, pues su trabajo y habilidad para construir nidos era insuperable y muchas aves contrataban sus servicios por lo que tenía trabajo todo el año.

jueves, 11 de diciembre de 2014

LA MATA DE ALBAHACA



Era una mujer que tenía tres hijas. Y tenían en el jardín una mata de albahaca y cada día salía una de las hermanas a regarla.

Un día salió a regar la mata de albahaca la hija mayor. Y cuando estaba regándola, pasó por allí el hijo del rey y le dijo:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-

Y como no supo responder se fue el hijo del rey para su palacio.

Y al día siguiente pasó otra vez el hijo del rey por la casa y salió la hermana segunda a regar la albahaca, y él la hizo la misma pregunta:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-

Tampoco supo responder y el hijo del rey se fue para su palacio.

El tercer día, cuando volvió el hijo del rey a pasar por la casa, la hermana menor pasó a regar la albahaca, y él le hizo las misma pregunta que a las otras:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-
Y ella le respondió:

-Señorito aventurero, ¿cuántas estrellas tiene el cielo?-

Y como el hijo del rey no supo responder a esta pregunta, se fue a su palacio muy avergonzado.

Y entonces el hijo del rey como estaba muy avergonzado de ver que no habia podido responder a la pregunta de la hermana menor, se metió a encajero y salió a vender encajes a todas partes. Y llegó a la casa en donde vivían las tres hermanas y salieron a ver que vendía. Y la hermana menor escogió por fin una puntilla y le dijo al encajero:

-¿Cuánto quiere usted por esta puntilla?-

Y él le dijo:

-Por esta puntilla un beso-

Y ella le dio el beso y se quedó con la puntilla.

Y otro día volvió el hijo del rey como antes a la casa de las tres hermanas. Y salió la hermana mayor a regar la albahaca y él la preguntó otra vez:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-

Y ella no supo que responder y él se fue para su palacio. Y al día siguiente volvió y salió la hermana segunda a regar la albahaca, y el hijo del rey la preguntó como antes:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-

Y ella no supo que responder como la primera vez. Y vino otro día el hijo del rey y salió la hermana menor a regar la albahaca, y la preguntó como antes:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-

Y ella le respondió como la primera vez:

-Señorito aventurero. ¿Cuántas estrellas tiene el cielo?-

Y a eso preguntó él:

-Y el beso del encajero. ¿Estuvo malo o estuvo bueno?-

Y como ella no supo responder se metió en la cama avergonzada.

Pero pocos días después se puso malo el hijo del rey y no había médico que lo pudiera curar. Y fue la hermana menor y se vistió de médico. Fue al palacio del rey de médico superior, mucho superior, y le dijo al rey:

-Yo vengo señor rey, a curar a su hijo-

Y la dejaron entrar y consultó con los otros médicos y dijo:

-Pa que sane el príncipe hay que meterle un nabo en el culo-

Conque bueno, que le metieron el nabo en el culo y el hijo se puso bueno.

Y cuando ya estaba bueno, salió el hijo del rey otra vez a paseo y pasó por la casa de las tres hermanas otra vez. Y salió como de costumbre la hermana mayor a regar la albahaca, y él la preguntó de nuevo:

-Señorita que riega la albahaca, ¿cuantas hojas tiene la mata?-

Y ella, como antes, no supo responder.

Y otro día salió la hermana segunda a regar la albahaca, y la hizo el hijo del rey la misma pregunta de siempre:

-Señorita que riega la albahaca, ¿Cuantas hojas tiene la mata?-

Y tampoco supo responder.

Y al tercer día, cuando pasó el hijo del rey por la casa, salió la hermana menor a regar la albahaca y él le preguntó como lo había hecho antes:

-Señorita que riega la albahaca, ¿Cuantas hojas tiene la mata?-

Y ella le respondió como antes:

-Señorito aventurero. ¿Cuántas estrellas tiene el cielo?-

Y entonces el hijo del rey creyó que iba a salirse con la suya como antes y la preguntó:

-Y el beso del encajero. ¿Estuvo malo o estuvo bueno?-

Pero se engaño el hijo del rey, porque apenas había preguntado eso de antes, cuando ella le preguntó:

-Y el nabo por el culo. ¿Estaba blando o estaba duro?-

Y entonces el hijo del rey comprendió que ella había sido la que le había metido el nabo por el culo. Y como estaba muy enamorado de ella y ella también estaba enamorada de él, enseguida se casaron.

jueves, 4 de diciembre de 2014

EL DELFÍN QUE PERDIÓ A SU MAMÁ



Un día estaba el delfincito nadando un poco triste por la superficie del mar, había perdido a su mamá, estaba buscándola por todos lados sin poderla encontrar. Por su lado pasó un pez muy largo, serio y con cara de buenazo, al verlo tan triste le preguntó qué le ocurría. El delfincito bebé le contó su pena y el pez Sabio le dijo que debía ir a buscar dónde terminaba el arco iris, que allí donde los colores se derritieran encontraría a su mamá.

Para allí empezó a nadar el delfincito bebé, mirando al cielo a ver si encontraba por algún lado una nubecita que le regalara una lluvia y un poco de sol para que se dibujara el arco iris que le devolviera a su mamá. Muy lejos descubrió una nubecita chiquitiiiiita, nadó, saltó, se sumergió, fue a toda velocidad. Cuando llegó, se encontró con una sola y triste nube que no tenía pensado llover ni llamar a sus otras amigas para hacerlo. En el acto se le acercó un pez gordo y con cara de oler algo sucio, y el delfincito le dijo:

-Antes que me preguntes que me pasa, te lo cuento: he perdido a mi mamááá...- dijo muy triste el bebé. El pez le dio unas palmitas en la espalda, diciéndole cómo podía encontrar el arco iris más rápidamente y así a su mamá. Debía seguir siempre las crestas de las olas. Así lo hizo el pequeñin, tanto rato que ya no daba más.

Cansado y decepcionado como estaba se dejó caer hasta el fondo del mar, recostándose en una cama de algas marinas de todos los colores, mirando sin ningún interés las preciosas plantas que adornaban aquel rincón del mar, todo era tan lindo allí que hasta parecía una selva acuática multicolor, solo quería descansar un poquito y hallar consuelo para su corazoncito.

Un cardumen de pececitos rayados negro y amarillo se acercaron a alegrarlo un poco, pero el se dio vuelta para no verlos, éstos llamaron a otros de muchos colores distintos, de todos los tamaños, formas, y grosores. El delfincito no pudo ahora negarse a mirarlos aunque fuera de reojo, pero enseguida recordó a su mamá y se tapó los ojitos para no ver mas nada.

Un pulpo muy señorial llegó moviendo sus tentáculos con un ritmo de baile antiguo, cuando descubrió al pequeño tan triste, le hizo cosquillas con un tentáculo, después con otro, al no ver ningún resultado, atacó de cosquillas con todos sus tentáculos, hasta que las risitas se oían bien lejos.

El pulpo escuchó seriamente toda la historia del arco iris, de las crestas de las olas, y le confesó al bebito que en realidad, el "Pez con Cara de Oler a algo Sucio", era el pez bromista, que los grandes ya saben que no hay que hacerle caso. El señor pulpo le aconsejó buscar las nubes bien grises y oscuras, oler el aire y no parar hasta encontrar a su mamá, que un día la encontrará.

Así hizo el delfincito, nadó por muchos mares, vio montones de peces distintos, peces que parecían tener una espada, o que parecían gallos, también vio caballitos de mar, de lejos vio pingüinos y una ballena. Tanto nadó, tantos mares recorrió, que ya no quedaba casi mas nada del delfincito bebé, se había convertido en un delfín grande y bello.

Una ostra grandiosa, cuando lo sintió a su lado le dijo que escuchara un secreto que tenía para el, era un secreto que se lo habían dicho hace mucho tiempo, que solo a un delfín bello como el podría contárselo. La ostra se abrió un poquitín para que la pudiera escuchar y el delfín puso su orejita.

Una sonrisa dibujó la cara del buscador de su mamá y salió a la superficie, con tanta alegría que dio un salto como de tres metros e hizo dos volteretas, en la bajada vislumbró una delfina algo más allá. Al salir a la superficie nadaron juntos un ratito, haciendo círculos, saltando uno por encima del otro, jugando a las escondidas, y todas esas cosas que hacen los delfines cuando están felices. Tan felices estaban que se enamoraron, y al cabo de un tiempo la delfina tenía una panza gordota con un delfincito en ella.

Una tarde, se había nublado todo el cielo, y empezó a llover, salió el sol un ratito y claro, se hizo un arco iris delante mismo del delfín, estaba tan sorprendido que le dijo a su delfina que iba a bucear allí abajo. El pobre delfín no sabía que iba a pasar, ¿Estaría su mamá?, ¿Se acordaría de el?, ¿Cómo estaría? Todo esto se preguntaba mientras iba cautelosamente hacia las profundidades del mar. Desde donde estaba logró ver una delfina viejita y bastante arrugada.

-¡Siiiii, es ella!- gritó corriendo a su encuentro.

Se dieron muchísimos besitos, y mimos, y la mamá le dijo que había crecido mucho, que ya era un delfín muy grande y bello.

-Mamá, tengo que contarte que vas a ser abuelita dentro de muy poquito, sube que te voy a mostrar a mi delfincita- le dijo muy feliz el delfín.

La delfina abuelita estaba muy contenta también, después de todos los besitos, de ver la pancita gordota, decidieron irse los tres a buscar un lugar donde pudieran vivir alegremente y hacer un lugar maravilloso para el futuro delfincito bebé.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL PAJARITO PEREZOSO



Había una vez un pajarito simpático, pero muy, muy perezoso. Todos los días, a la hora de levantarse, había que estar llamándole mil veces hasta que por fin se levantaba; y cuando había que hacer alguna tarea, lo retrasaba todo hasta que ya casi no quedaba tiempo para hacerlo. 

Todos le advertían constantemente: 

- ¡eres un perezoso! No se puede estar siempre dejando todo para última hora...- 

- Bah, pero si no pasa nada- respondía el pajarito -Sólo tardo un poquito más que los demás en hacer las cosas-

Los pajarillos pasaron todo el verano volando y jugando, y cuando comenzó el otoño y empezó a sentirse el frío, todos comenzaron los preparativos para el gran viaje a un país más cálido. Pero nuestro pajarito, siempre perezoso, lo iba dejando todo para más adelante, seguro de que le daría tiempo a preparar el viaje. Hasta que un día, cuando se levantó, ya no quedaba nadie. 


Como todos los días, varios amigos habían tratado de despertarle, pero él había respondido medio dormido que ya se levantaría más tarde, y había seguido descansando durante mucho tiempo. Ese día tocaba comenzar el gran viaje, y las normas eran claras y conocidas por todos: todo debía estar preparado, porque eran miles de pájaros y no se podía esperar a nadie. Entonces el pajarillo, que no sabría hacer sólo aquel larguísimo viaje, comprendió que por ser tan perezoso le tocaría pasar solo aquel largo y frío invierno. 


Al principio estuvo llorando muchísimo rato, pero luego pensó que igual que había hecho las cosas muy mal, también podría hacerlas muy bien, y sin dejar tiempo a la pereza, se puso a preparar todo a conciencia para poder aguantar solito el frío del invierno. 


Primero buscó durante días el lugar más protegido del frío, y allí, entre unas rocas, construyó su nuevo nido, que reforzó con ramas, piedras y hojas; luego trabajó sin descanso para llenarlo de frutas y bayas, de forma que no le faltase comida para aguantar todo el invierno, y finalmente hasta creó una pequeña piscina dentro del nido para poder almacenar agua. Y cuando vio que el nido estaba perfectamente preparado, él mismo se entrenó para aguantar sin apenas comer ni beber agua, para poder permanecer en su nido sin salir durante todo el tiempo que durasen las nieves más severas. 

Y aunque parezca increíble, todos aquellos preparativos permitieron al pajarito sobrevivir al invierno. 

Eso sí, tuvo que sufrir muchísimo y no dejó ni un día de arrepentirse por haber sido tan perezoso. 

Así que, cuando al llegar la primavera sus antiguos amigos regresaron de su gran viaje, todos se alegraron sorprendidísimos de encontrar al pajarito vivo, y les parecía mentira que aquel pajarito holgazán y perezoso hubiera podido preparar aquel magnífico nido y resistir él solito. Y cuando comprobaron que ya no quedaba ni un poquitín de pereza en su pequeño cuerpo, y que se había convertido en el más previsor y trabajador de la colonia, todos estuvieron de acuerdo en encargarle la organización del gran viaje para el siguiente año. 

Y todo estuvo tan bien hecho y tan bien preparado, que hasta tuvieron tiempo para inventar un despertador especial, y ya nunca más ningún pajarito, por muy perezoso que fuera, tuvo que volver a pasar solo el invierno.