Mary, es una niña
normal, bueno casi, además de ser muy linda le encantan los perros, los perros
y los lobos que son primos de los perros, pero con peor reputación.
Mary siempre quiso un
perro, y se encargo de que su Mama lo supiera, toooodooos los días, la mama
siempre decía que el departamento donde vivían era muy pequeño. Un pequeño
departamento en una hermosa calle, de una ciudad ruidosa, donde lo mejor era la
vista de la montaña.
Así es, no había
espacio para un perro, en el departamento vivían Mary, su Mama, su Papa, y sus
hermanos, la mayoría del tiempo el ruido no solo venia de la calle, dentro del
departamento había y mucho. Sus hermanos gritaban y se peleaban, los papas
también. Cuando eso pasaba Mary se refugiaba en el balcón, así que pasaba mucho
tiempo en el balcón.
Una noche ya tarde, a
eso de la media noche, Mary vio desde el mismo balcón a su Papa salir del
edificio con un par de maletas, subir a su auto, y acelerar, no entendió muy
bien lo que pasaba, pero sintió tristeza. La noche era estrellada, la luna
gigante, y estaba redondita, muy llena, se veía tan cerca, que ella pensaba que
con solo ponerse de pie y estirarse un poco la podría tocar, en ese minuto algo
se movió a su lado, he hiso un sonido así como “miiiiiaaauu” era un gato, no una
gatita, de un color tan difícil de describir que solo perdería el tiempo, la
gatita se acerco a ella y comenzó a darle un abrazo enrollado.
Con la compañía de la
gatita, Mary sintió menos pena, pese a ver a su mama llorar, pero no pudo
explicarse de donde había venido tan linda gatita, bueno en el fondo, ella sabe
que la luna está poblada de gatos cariñosos, y que como la luna estaba tan
cerca esa noche, la gatita pudo de un solo salto pasar a su balcón, y darle
mucho amor.
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