Había en un pueblo llamado Todos Santos
un niño que era muy bajito y estaba muy acomplejado por su pequeña estatura.
Además los amigos siempre
se lo hacían saber, lo pequeño que era.
Después de un buen rato buscando, encontraron una cueva y se metieron en ella. La cueva era muy bajita y todos tenían que ir agachados, menos Pablito que era como se llamaba el niño bajito.
De golpe se sintió un ruido en el fondo de la cueva y todos se asustaron, menos Pablito, que aunque era más bajito, era el más valiente de todos. La lluvia era muy fuerte y relámpagos y truenos no paraban.
El ruido se iba acercando y todos en la puerta de la cueva temblando, sin saber que hacer.
Pablito cogió un palo y se adentró en
busca del ruido.
Los amigos le dieron un abrazo y desde
entonces, para ellos dejo de ser bajito.
La grandeza de las personas, no se mide en
centímetros.
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