Un honrado y
laborioso carpintero que ganaba mucho dinero, se contentaba con una comida
sencilla, vestía modestamente, no había adquirido el más pequeño de los vicios
y evitaba todo gasto superfluo.
Un día el tornero,
su vecino le preguntó:
-“Dime vecino ¿Qué hace
con tanto dinero que gana?”-
-“¿Qué hago? Una
parte me sirve para vivir bien pero modestamente, con otra parte pago lo que
debo y la otra parte la ahorro para un buen futuro”-
Entonces el tornero
le dijo:
-“Creo que me está
mintiendo vecino, yo sé que no tiene deudas, ni tampoco tiene cuenta de ahorros
en el banco”-
-“Pues es así
vecino, como le he dicho, la deuda que tengo es con mis padres que han gastado
mucho dinero en mí, desde que nací y poco a poco voy pagando esa sagrada deuda.
En cuanto lo que gasto en educar a mis hijos lo considero como un capital que
ellos me devolverán con réditos cuando ya sea anciano”-
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