jueves, 15 de mayo de 2014

EL ERROR DE LA ARAÑA



Desde la altura de un árbol una pequeña araña se dejó caer, segura, gracias al hilo que brotaba de sus propias entrañas, hasta posarse en el cercado de espinos.

Allí sería muy fácil tejer una hermosa telaraña.

El insecto comenzó por colgar todo su trabajo del mismo hilo por el que había bajado. La telaraña resultó magnífica; siendo casi invisible y se prestaba muy bien para atrapar moscas, mosquitos, zancudos y otros sabrosos manjares.

Era además una telaraña grande, ya que el hilo sostenedor era robusto.

Cuando, por la mañana la telaraña se llenaba de rocío, parecía un encaje de perlas.

La araña estaba feliz, ya nada le iba a faltar…

*   *   *
Un día la araña, al inspeccionar su obra, razonó de esta manera:

-Aquí todo está muy bien; pero este hilo, que se pierde entre las nubes ¿De qué sirve? No sirve para nada; además estorba, pues las moscas al verlo, se desvían y no caen en mi telaraña. Haya que quitar este hilo inútil-

Y con sus poderosos colmillos la araña trozó de un solo golpe el hilo.

Y sucedió el desastre:

Toda aquella telaraña grande y hermosa se desmoronó. La araña se encontró enredada debajo de los escombros de su telaraña, al grado que no pudo liberarse.

Al día siguiente, la araña estaba muerta.

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