Una húmeda
y soleada mañana, Pompita, la estrella de mar, se despertó temprano en su casa
del fondo del Lago del Coral. Después de sacudir su vestido para desprenderse
de algún langostino, dijo a su hermanito:
-“¡Venga,
Pirulo, no me digas que lo has olvidado!”-
Pirulo
se desperezó y bostezó, frotándose los ojos, y dijo:
-“¿Olvidado,
el qué?”-
-“Pues
la feria”- dijo Pompita.
-“Hoy
llega a Arrecife de los Naufragios la feria itinerante del mar”-
-“¡Córcholis!”-
dijo Pirulo, y saltó de su cama en forma de concha.
-“Vaya
desorden”- dijo su madre muy enfadada al entrar en la habitación. –“¡Las
sandalias llenas de arena, los calcetines con piedras y arenques en las zapatillas!
¡Ordenadlo enseguida!”-
-“Pero,
mamá, es que hoy es…”-
-“Nada
de peros. No saldréis hasta no haber arreglado vuestra habitación”-
-“No
llegaremos a tiempo”- dijo Pompita.
-“El
vuelo sale dentro de cinco minutos”-
-“¡Esto
está mucho mejor!”- dijo su madre al volver -“Ahora ya podéis ir a la feria, y aquí tenéis
un poco más de dinerito para vuestros gastos”-
-“¡Gracias,
mamá!”-
Y
corrieron hacia el aeropuerto.
Nada
más llegar, vieron a un pez volador que se disponía a despegar. Pompita se
acercó a una medusa que estaba empleada allí y le preguntó:
-“Disculpe,
¿cuándo sale el próximo pez volador para la feria?”-
-“Lo
siento”- dijo la medusa –“pero ése era
nuestro último vuelo de hoy”-
Pirulo
se sentó y rompió a llorar.
“-Ay,
Pompita, ahora sí que no podremos ir a la feria”-
-“No
llores. Encontraremos una solución”- En aquel momento apareció una cara amiga
por detrás de una roca.
-“Casi
no puedo creer lo que veo; vas a inundar el océano con tantas lágrimas. Anda,
dile a Mirta por qué lloras. ¿No será porque te asusta volar…?”-
Pirulo
dejó de sollozar y se echó a reír ruidosamente.
-“¿Siempre
hablas de esa forma tan graciosa e íntima?”- preguntó.
-“Pues
sí, desde pequeñita, no lo puedo remediar”-
-“Lo
que pasa es que hemos perdido el último pez volador que salía para la feria”-
dijo Pompita.
-“¿Podrías
tú ayudarnos?”-
A
Mirta le encantaba poder ayudarles. –“Hala, subid a bordo, que esta buena tortuga
os llevará a la feria. Como no nos demos prisa, nos perderemos la función.
Agarraos bien y ¡andando!”- Mirta despegó del fondo del mar y partió para la
feria en Arrecife de los Naufragios.
-“iOlé!”-
exclamó Pirulo. –“¡Esto es mejor que montar en una noria!”-
-“¡Mira
ahí abajo!”- gritó Pompita. –“¡Es la feria!”-
Mirta
aterrizó sana y salva y, después de darle las gracias, Pompita y Pirulo
penetraron en el mundo mágico de la feria.
Vieron
a los cangrejos-autos de choque, al tiburón-tren fantasma, la noria gigante de
la anguila y el teatro de títeres del caracol marino.
Primero
subieron a los tentáculos del pulpo, que les hizo girar a tal velocidad que
tuvieron que agarrarse muy fuerte para no caer.
Luego
se apuntaron a la carrera de caballitos de mar y cabalgaron con las demás
estrellas por el fondo del mar. Eso fue lo más divertido.
Con
lo que les quedaba del dinero que les había dado su madre, Pirulo se puso a
tirar al blanco, y aunque al principio no acertó, por fin logró derribar un
erizo de mar. –“IHurra!”- gritaron todos. ¡Pirulo había ganado una hermosa
carpa dorada!
Entonces
Pompita se dirigió hacia la salida, donde encontraron a Mirta esperándoles. –“Os
habéis quedado sin dinero, se hace tarde, y aquí me tenéis esperándoos. Tenéis
que estar en casa para la hora de la merienda, conque arriba, ¡os llevaré
gratis!”-
Había
sido un día inolvidable.
Al
llegar a casa, Pompita y Pirulo se despidieron de Mirta. Corrieron a contarle a
su madre todo lo que habían visto y hecho en la feria.
Y
su madre se puso muy contenta al ver la preciosa carpa dorada que le habían
traído como regalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario