De un jardín en el pozo solía
divertirse cierto mozo horas pasando enteras y mortales en subir y bajar sus
dos pozales; su objeto era llenarlos
de dicho pozo en el profundo abismo, y subirlos arriba y derramarlos, no en el
jardín sino en el pozo mismo.
Violo un anciano, y con su voz machucha
le dijo: —¿Sabes, joven, que no entiendo ese tu afán tremendo en fatigar la
soga y la garrucha? Si al verte sacar agua en tal manera te viese al menos
arrojarla fuera, vería yo algún fin en tu trabajo; pero ¿a qué es esperar ansia
tan viva en subir y subir el agua arriba para luego otra vez volverla abajo?
—Yo me divierto —el mozo le contesta— con este rudo afán que a usted molesta; mas ya que usted se pone a reprenderlo,
¿Sabrá decirme lo que pierdo en ello?
El viejo le replica: —¡Joven loco, pierdes
el tiempo ! ¿Te parece poco ?
No hay comentarios:
Publicar un comentario