Mi amigo Roberto me invitó a dar una vuelta por su pueblo.
Me hizo admirar una plaza triangular que hay en su ciudad. En uno de sus ángulos hay una estatua de bronce, de José María Morelos y Pavón.
De cada lado del triángulo arranca un camino. Mi amigo ya es General retirado y me propuso:
-Tomemos este camino-
El camino subía una pequeña cuesta y estaba cubierto de grava y avanzamos entre los álamos. Recorrimos unos doscientos metros.
Allí el camino terminaba al pie de un edificio muy largo y de color claro. Yo le pregunte: -¿Que es este edificio?-
Roberto me contestó: -Es el hospital- entonces yo le dije: -Regresémonos, aquí solo hay dolor-
Llegamos de nuevo a la plaza triangular y tomamos el segundo camino. Subía más empinado que el primero, llegamos a una casona muy grande y con rejas negras. Yo le pregunté: -¿Y esto que es?-
Mi amigo me dijo: -Es la cárcel- entonces yo le pedí regresar, diciéndole: -Volvamos, porque aquí solo hay maldad-
Ya de nuevo en la plaza triangular decidimos tomar el tercer camino que también era de subida. Pronto llegamos a un zaguán que se encontraba en medio de dos muros muy altos, me asome y vi muchas lápidas con cruces y yo le dije: -Mi General, no quiero entrar, porque este es el panteón- y al llegar finalmente a la plaza triangular, mi comentario hacia Roberto fue:
-Amigo tu pueblo refleja lo que es la vida en el ser humano, si te fijas nosotros si nos descuidamos llegamos al hospital para vencer al DOLOR o caemos en la carcel para estar dentro de la MALDAD y finalmente llegamos al panteón por causas de la MUERTE.
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