Una vez, aquí en la bahía de La Paz, varios estudiantes alquilaron un yate para salir a navegar.
El día estaba esplendido, el sol calentaba la mañana, el mar parecía un espejo, solo soplaba una pequeña brisa. Entonces uno de los jóvenes grito: -Muchachos, al agua todos, vamos a nadar.
Todos aceptaron con entusiasmo, apagaron el motor del yate, y todos se lanzaron al agua.
Todos empezaron a nadar, pero nadie se acordó de colgar la escalerilla de cuerda.
En el mar nadan y nadan disfrutando de lo tibia que está el agua, todo es infinita libertad.
En eso uno de ellos quiere volver a bordo y se da cuenta que no puede. Todos se ríen de él. ¿Cómo trepar por el costado liso y curvo del yate?
Durante horas los jóvenes tratan en vano de subir al yate por todos los medios, hasta el agotamiento, hasta la desesperación. Luchan, lloran, agonizan contra la muerte. El sol se pone y cae la noche.
El yate fue encontrado dos días más tarde en medio de la bahía a la deriva. En sus lisos costados se notaban rasguños, huellas de dientes, trozos de piel, manchas de sangre.
Todos los jóvenes habían perecido ahogados por NO COLGAR LA ESCALERILLA.
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