Hace algunos años un científico ateo cruzaba el desierto, guiado por ulgunos árabes musulmanes.
Se fijo que sus guías, a la puesta del sol tendían sobre la arena sus tapetes y hacían oración.
Entonces les preguntó: -¿Qué hacen ustedes?-
Ellos le contestaron: -Hacemos oración-
-¿Y a quien le dirigen su oración- les volvió a preguntar el cientifico ateo?-
ellos le contestaron: -A Dios-
El científico ateo sonrió maliciosamente y le preguntó a su vez: -¿Han visto alguna vez a su Dios?- y ellos le contestaron que no.
-¿Lo han tocado con sus manos?- -No-
-¿Lo han escuchado con sus oídos?- -No-
-Entonces no sean ustedes locos, si nunca lo han visto, nunca lo han tocado, nunca lo escucharon, no deben de creer en Dios- Los árabes no dijeron nada.
* * *
A la mañana siguiente muy temprano, el científico al saslir de su carpa, comentó a los guías árabes: -Por aquí pasó un camello- algo extraño brilló en los ojos de los guías.
-Señor ¿Ha visto usted al camello que pasó?- -No-
-¿Tocó con sus maños al camello?- -No-
-Escuchó usted pasar pasar al camello?- -No-
-Entonces no sea usted loco; ¿Cómo puede creer que pasó un camello por aquí, si no lo vio pasar, si no lo tocó con sus manos y no lo eswcucho pasar?-
-Es que aquí en la arena están sus huellas-
En aquel momento el sol se asomaba por el horizonte con todo su esplendor y uno de los guías concluyo:
-Señor, allí tiene usted las huellas de Dios; por lo tanto, no cabe duda que Dios existe y actúa, y lo quiere a usted, aunque usted no lo quiera a El-
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