Juan
buscaba a Dios, y, junto con su hermano mayor, se fueron a vivir al desierto.
Siendo
joven e inexperto, Juan le dijo a su hermano:
-“Quiero
vivir libre de toda preocupación, quiero ser como los ángeles que no trabajan,
sino que sirven día y noche al Señor”-
Sin más, se
despojo de sus vestidos, abandono la habitación y se internó en el desierto.
Algunos
días después, Juan, acosado por el hambre, volvió y llamó a la puerta de su
hermano. El hermano mayor preguntó:
-“¿Quien
es?”-
-“Soy Juan,
tu hermano”-
-“No es
posible, mi hermano Juan se ha convertido en ángel, él ya no vive entre los
hombres”-
Juan volvió
a tocar más veces, pero su hermano no le abría, por lo que Juan se quedo toda
la noche afuera.
Al día
siguiente, el hermano mayor abrió la puerta y le dijo sencillamente a Juan:
-“Veo que
todavía eres hombre, ponte de nuevo a trabajar, para ganarte lo que comes”-
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