Había en un lugar dos hombres de mucha edad, uno
de gran sobriedad y el otro un gran tragón.
La mejor salud del mundo gozaba siempre el
primero, estando de enero a enero
débil y enteco el segundo.
débil y enteco el segundo.
¿Por qué el tragón dijo un día, comiendo yo
mucho más tú mucho más gordo estás? No lo comprendo, a fe mía.
Es le replicó el frugal y muy presente lo ten, porque
yo digiero bien, porque tú digieres mal.
Haga de esto aplicación el pedante presumido si
porque mucho ha leído cree tener instrucción, y siempre que a juzgar
fuere la regla para sí tome:
No nutre lo que se come, sino lo que se
digiere.
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