Este sueño lo tuve dos meses después de un accidente real que nos sucedió a mi esposa y a mí, donde nos volcamos en la carretera sin que nos sucediera nada.
Soñé que la noche era fría y oscura, el coche rodaba por la negra carretera que viene de San Lucas a La Paz, entre el silencio sepulcral de un paisaje lleno de brumas y espesas sombras nocturnas, donde los cardones vagaban cual fantasmas enloquecidos, el pavimento ligeramente mojado por el rocío y el frío del momento brillaba como plata, de vez en cuando las luces de otro coche ponían una nota discordante en la tranquilidad del viaje.
En una curva una luz me sorprendió, el coche hizo un brusco viraje y se salió de su camino, atravesó matorrales y rocas, como único espectador la luna y las estrellas, sin darme cuenta fui parándome y un llano se abrió ante mí, ¡no me lo podía creer!, había un fuego central rodeado por bellas jóvenes que bailaban entre tules y encajes, mas allá una multitud seguía los movimientos de la música, ésta salía de entre los cardones extendiéndose por el ambiente como milagro celestial, de pronto dos de las jóvenes vinieron hacia mí invitándome a seguirlas, así lo hice, formando parte de ese baile lujurioso y dantesco, me ofrecían un licor en dos cocos partidos por la mitad, no dejando de sonreír.
Perdí la noción del tiempo entre aquellos figuras angelicales y demoníacas a la vez, bebiendo y bailando al son de la música.
El sol aparecía en el cielo haciendo huir las sombras nocturnas, me encontraba caído en el suelo entre el barro y los matojos, a escasos metros mi coche con las puertas abiertas, mi cabeza me dolía y daba vueltas, no me acordaba de nada, poco a poco fui haciéndome dueño de la realidad, recordé como una luz brilló y me saco de la carretera, comprendí como había llegado y recordé..... mi sueño, ¡cuánto me gustaría hubiera sido verdad!, me levanté tambaleándome y miré a mi alrededor, un arroyo a mi derecha, con agua que corría entre dos montículos y que bajaba pausada y melodiosa, entre las piedras resecas se reflejaban los rayos del sol dando destellos multicolores, las gaviotas volaban y cantaban y su sonido alegraba el ambiente, era un paisaje maravilloso e irreal, volví a recordar mi sueño anhelando el dulce licor de los medios cocos.....
Me acerque al coche y vi con sorpresa que no tenia ningún arañazo ni desperfecto, me senté al volante y lo puse en marcha, el ruido de su motor me quería despertar de mi letargo, cerré las puertas y me dispuse a irme de allí con dirección a La Paz.
Iba ya hacia ella pero en mi mente volvía una y otra vez el extraño sueño vivido, pensaba que me habría quedado dormido y saliendo de la carretera me había estrellado... ¿pero y el coche intacto?.
Llegué a mi casa y me duche, la frescura del agua me dio de nuevo la vida y me encontré a gusto, pensaba en mi sueño, mi esposa me saco de mis meditaciones. -¿Qué te ha pasado? ¿estas bien?- Me preguntó ella.
-Me quede dormido y me salí de la carretera- Le contesté.
-¿Estas bien, me tenias preocupada?- Me volvió a decir.
-Si, si, estoy bien, me sucedió como hace dos meses cuando nos volteamos cerca de donde ahora creo que me pasó”- Le dije, para irme a dormir de nuevo.
Dormí un rato para levantarme con el tiempo justo para desayunar.
-Hola- La saludé, ella estaba en la cocina.
-Hola, ¿estas bien?- Me preguntó.
-Si, solo fue un descuido. Si, pero acabo de tener un extraño sueño-
-Si, solo fue un descuido. Si, pero acabo de tener un extraño sueño-
-¿Que soñaste?- me preguntó ella.
Le conté toda mi odisea y se reía al describirle el sueño.
-Y al llegar a casa, al bajarme del coche tropecé con algo y cuando fui a apartarlo para no pisarlo lo vi, era un coco partido por la mitad- Lo dije para finalizar mi sueño.
-A propósito, anoche después que te dormiste, vino la hija de los vecinos y te dejó eso-
ERAN DOS MITADES DE UN COCO
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