viernes, 16 de mayo de 2014

¿PORQUÉ SE MUDARON LAS ALONDRAS?



Las alondras jóvenes dijeron, presas de la mayor excitación, a su madre, cuando ésta llegó al nido, con un largo gusano en el pico:

-¡Madre! ¡Madre! Hemos oído decir al granjero que mandará por sus amigos para segar el cereal. ¡Encontrará nuestro nido! ¡Tenemos que mudarnos!

Porque papá alondra y mamá alondra habían hecho su nido en un campo, bien oculto por las altas espigas de trigo.

-¡Bah! -dijo mamá alondra, mientras cortaba el gusano en partes iguales para la cena de sus crías-. No hay por qué temer que los vecinos hagan semejante cosa para él.

-¡Madre! ¡Madre! -gritaron las pequeñas al día siguiente, cuando ella les trajo una tentadora larva-. ¡Hoy, el labrador dijo que mandaría por sus tíos, sus sobrinos y sus primos, a fin de que segaran la cosecha!

Pero mamá alondra replicó, tranquilamente:

-¡Bah! ¡Sus parientes! ¡No lo ayudarán a salir de apuros! Y acostó a sus pequeñuelos.

-¿Habéis oído alguna otra cosa? ?preguntó al tercer día, cuando les trajo un gordo escarabajo.

-¡Sí, madre! ¡Sí! -exclamaron sus vástagos, con trémula voz-. Hoy, le hemos oído decir que el cereal está tan maduro ahora que tendrá que segarlo él mismo.

-¡Oh Dios mío! -exclamó mamá alondra, con angustia-. Si el labrador habla de hacerlo él mismo es porque se propone hacerlo. ¡Tenemos que mudarnos inmediatamente!

De manera que la familia recogió en el acto sus enseres y salió en seguida en busca de un nuevo hogar, en el bosque. Y lo hizo a tiempo, porque, al cabo de un rato, llegó el labrador, descargando vigorosos golpes con su reluciente guadaña.

-Adiviné que eso sucedería -declaró mamá alondra, con aire de satisfacción- apenas el labrador decidió hacerlo él mismo, en vez de confiar en amigos y parientes.

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