sábado, 2 de abril de 2016

EL TIEMPO PERDIDO



De un jardín en el pozo solía divertirse cierto mozo horas pasando enteras y mortales en subir y bajar sus dos pozales; su objeto era llenarlos

de dicho pozo en el profundo abismo, y subirlos arriba y derramarlos, no en el jardín sino en el pozo mismo.

Violo un anciano, y con su voz machucha le dijo: —¿Sabes, joven, que no entiendo ese tu afán tremendo en fatigar la soga y la garrucha? Si al verte sacar agua en tal manera te viese al menos arrojarla fuera, vería yo algún fin en tu trabajo; pero ¿a qué es esperar ansia tan viva en subir y subir el agua arriba para luego otra vez volverla abajo? 

—Yo me divierto —el mozo le contesta— con este rudo afán que a usted molesta; mas ya que usted se pone a reprenderlo,

¿Sabrá decirme lo que pierdo en ello?

El viejo le replica: —¡Joven loco, pierdes el tiempo ! ¿Te parece poco ?

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