lunes, 18 de abril de 2016

LOS DOS PERROS



Un perro, que ya sin dientes
de puro viejo se veía,
ladraba de noche y de día
a toda clase de gentes.

«Aullidos impertinentes
son esos á mi entender,
dijo otro perro, al ver
su empeño en alborotar.


¿De qué te sirve ladrar,
si ya no puedes morder?»

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