lunes, 21 de julio de 2014

LAS TRES BARRERAS QUE NO LE PERMITIERON LA ENTRADA AL CIELO



Un soldado se encuentra mortalmente herido, en el campo de batalla.

Al final de toda una vida de desórdenes, se halla de pronto en el umbral del otro mundo.

Mientras la vida se le escapa junto con la sangre, gota a gota, la mirada del soldado se pierde a lo lejos, allá donde está la puerta del cielo.

El quiere llegar, pero hay tres barreras que no le permiten franquear aquella puerta.

La primera es un perro, su viejo perro, el soldado lo había dejado morir de hambre, solo para divertirse viéndolo sufrir.

La segunda barrera es un niño de dos años, el soldado lo había encontrado solo en una choza abandonada y le había clavado la bayoneta en el corazón.

La última barrera es una anciana, que le había suplicado que no le hiciera daño a su hijo; a cambio, ella se quemaría una mano en el fuego a la vista del soldado para divertirlo.

Y él había aceptado y presenciado la escena, hasta cuando la mano de la anciana se había desprendido, totalmente carbonizada.

Por eso aquel soldado no pudo entrar en el cielo, pues las tres barreras se lo impidieron.

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