martes, 3 de junio de 2008

ALIAS EL BONITO


Gritos y exclamaciones de alegría se escuchaban en el patio de la huerta La Parota en Todos Santos; es la víspera de la boda de José Chollet Carballo, muchacho sencillo y bueno que por su carácter se ha conquistado la voluntad de propios y extraños.

Ya las tías estaban paloteando la masa de las tortillas de harina y preparando la comida que se iba a dar el día siguiente después de la misa de casamiento de José y Juanita. Don Esteban el papá de pepe estaba preparando la cabeza de res que iba a cocinar en tatema. Nicanor el hermano de Juanita llegó del ejido de Pescadero con las panelas de chiva, con las que se iban a acompañar a los frijoles puercos que estaba preparando, doña Petra la mamá de José. Nada se escapaba a las dos familias de los próximos desposados. José ya había revisado la casita de la calle de Dionisia Villarino donde iban a vivir los nuevos esposos. Don Eulogio, el padrino de Juanita ya había terminado de preparar la casita que estaba con rumbo a la burrera en las faldas de la sierra de la Laguna, donde la pareja pasaría la semana de su luna de miel.

Juanita la novia, era una hermosa chica, dueña de los ojos más lindos de Todos Santos, estaba terminando de preparar su vestido de novia, que luciría al día siguiente, durante la misa de la boda que al día siguiente oficiaría el cura de la parroquia misión de Santa Rosa de Lima de ésta población sudcaliforniana. Don Lencho, el viejito del arpa junto con su hijo que lo acompañaba con su guitarrita había hecho su aparición por la huerta para cantarle al joven Chollet con su voz hueca y gangosa unos versos que decían:

“cuando te cases muchacho
un consejo te voy a dar,
no cumplimentes mucho a la vieja
porque después te quiere mandar........

Y entre risas y bromas, todos los reunidos en la huerta donde estaban acomodando mesas y sillas para la fiesta del día siguiente, festejaban las ocurrencias de aquel viejo.

Ya que terminaron de arreglar y apenas cayó la noche de la víspera de la boda, José corrió a la casa de Lupita para hacer la última visita de novios que iban a tener él y su novia Lupita. Se pusieron a platicar a un lado de la barda de piedra como siempre lo habían hecho durante sus cuatro años y medio que habían sido novios oficiales. Había luna llena la cual hacía un marco precioso para aquel idilio, que en esa noche terminaba como noviazgo para convertirse al día siguiente en vida matrimonial. Ellos estaban haciendo planes sobre su futura vida de casados cuando de repente: ¡Oh, maldito animal! Una enorme víbora de cascabel salió de entre las piedras y hundió sus mortales colmillos en la pantorrilla de José, quien cayó de inmediato herido de muerte. A los gritos de Juanita, acudieron sus familiares vecinos, quienes llevaron de inmediato al joven, al centro de salud de la población, quien iba más muerto que vivo. Antes de llegar a la clínica don Esteban, ligó y chupó la herida de la pantorrilla del muchacho, ya en el centro de salud Chona la enfermera de inmediato aplicó las medicinas que tenía a la mano; lo único que no tuvo fue el antídoto anticrotálico para salvar al joven. Todo fue inútil, José Chollet moría en la víspera de su boda. Todo terminó y de inmediato se empezaron a escuchar los llantos y los rezos de los presentes. En medio de ellos, se empezó a escuchar la voz hueca y gangosa de don Lencho que acompañado con su arpa cantaba:

“ya murió José Chollet,
quien se lo iba a figurar,
pos fue en la merita víspera
del día en que se iba a casar.

Pobrecita de Juanita
cuanto y cuanto le lloró,
pos su novio José Chollet
en sus brazos se le murió......

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