jueves, 2 de enero de 2014

EL DESCUBRIMIENTO DE UNA CHINA



Una joven china llamada Ming fue a visitar al misionero católico y le dijo: -"Padre extranjero, háblame de tu Dios, tú me has dicho que tu Dios no desprecia a las mujeres como yo"-

La joven china no venía de buenas familias, recién nacida fue abandonada en la calle, una mujer avara la encontró y la crió para contar con una sirvienta sin sueldo, y con una mujer de la calle que ganara dinero con su cuerpo. Por lo que le dijo: -"Padre extranjero, esta es mi vida y ahora he venido a preguntarte: ¿Es cierto que tu Dios acepta a su servicio también a la sirvienta Ming?"-

El misionero le explicó que el Hijo de Dios se hizo hombre por todos los seres humanos, porque Él quiere a todo el mundo, hombres y mujeres por igual y sobre todo a la mujer pecadora, arrepentida.

Entonces la sirvienta Ming cayó de rodillas y puso su frente contra el piso y permaneció así bastante tiempo, repitiendo:

-"Oh Dios desconocido por tu sirvienta Ming, por primera vez esta sirvienta te agradece. Ahora Padre extranjero, concédele a tu servidora, la sirvienta Ming un descanso; porque si le dices más cosas tan hermosas como estas que me acabas de decir, tu servidora no las podrá soportar y tu servidora Ming moriría de felicidad, son cosas tan grandes para el corazón de una humilde sirvienta como yo.

Y vertía lágrimas de felicidad.

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